El Instituto
José Dolores Moscote debe su nombre al Dr. José Dolores Moscote. Si bien es
cierto el Dr. Moscote fue un hombre
apasionado por las letras y la promoción de la cultura, es justo reconocer que
no sólo fue un intelectual de gabinete,
sino que también se preocupó por echar los cimientos de la instrucción pública
panameña: se desempeñó como organizador
y Rector del Instituto Nacional, la
institución académica más prestigiosa de la época; a tal punto que nuestra Universidad de Panamá tuvo su génesis
en los recintos el Instituto Nacional,
llamado cariñosamente “Nido de Águilas” por muchos/as panameños/as.
Disfrutemos algunos de los pensamientos del
Dr. Moscote, cuyo “idearium” y obra dejaron huellas imperecederas en el patrimonio
intelectual de nuestro Istmo:
“Lo que yo condeno, con toda la
vehemencia de que soy capaz, es la ciega intransigencia sectaria con que otros
condenan toda conducta que no se ajuste al ideal que ellos se han formado”
“¿Qué debemos pensar de aquellos que
se creen llamados a todas las posiciones, que de todo saben y en todo aparecen
como seres necesarios, cuya ambición no se sacia jamás? Ellos pueden abrigar la
ilusión de que dominan el mundo, bien que la verdad es que el mundo se ríe de
ellos. La vida es ciertamente una invitación a la lucha, pero para poder luchar
y confiar en el triunfo lo primero es conocernos a nosotros mismos, como decía
Sócrates”.
“Este oficio, de descubridor de
perspectivas, de señalador de posibilidades y de sugeridor de ideales, es lo
esencial del que acepta las graves responsabilidades de una cátedra, y es por
eso por lo que el mejor catedrático no es el que más cosas enseña, ni el que
mayor número de almas forja a imagen de la suya propia, sino el que más
espíritus ayuda a encaminarse hacia el ideal de vivir una vida individual, sin
trasuntos de influencias de otras individualidades”.
“El espíritu de secta, el espíritu de
una minoría pretenderá que la educación moral debe ajustarse al patrón que él
ha ideado para determinar la conducta de sus adeptos. El espíritu que informa
una educación liberal sólo exige una actitud de comprensión y de análisis que
permita al individuo encontrar por sí mismo las normas objetivas de conducta a
que debe someterse como miembro de una comunidad para llenar mejor su cometido
de hombre y de ciudadano”.
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