viernes, 7 de septiembre de 2012

“Solo se ve bien lo que se mira con los ojos del corazón”

               

Por: María del Pilar Cedeño, Curso de Filosofía, XII L
¿Seremos realmente capaces de VER con los ojos del corazón? (vale la pena señalar que ver y mirar no es lo mismo). Considero que, actualmente, es difícil hacerlo, por muchos motivos y uno de los principales radica en que la sociedad nos dice que lo que “vemos” simplemente con los ojos, (lo físico, lo exterior) es más importante que lo interior, que los sentimientos, la personalidad.
    Tenemos un concepto tan cambiante de qué es lo verdaderamente importante, que, en muchos casos, no somos capaces de ver más allá de lo aparente. Para ilustrar la idea, consideremos la siguiente propuesta: los humanos estamos programados, por defecto, a juzgar basados en primeras impresiones, sin siquiera intentar ir más allá; en muchos casos, al conocer a alguien por primera vez, tendemos justamente a confiar y a dejarnos llevar sólo por el sentido estricto de la vista, y, a partir de él, nos hacemos una idea de alguien e inmediatamente pasamos a “etiquetar” o “estereotipar” a alguien de acuerdo a LO QUE NOSOTROS creemos que es.
    Quizás después, si hemos sido lo suficientemente maduros como para intentar dejar de lado los prejuicios y pasemos a compartir un poco con esa persona, cabe la posibilidad de que notemos que  hemos juzgado demasiado rápido y que ese sentido que es tan esencial y parece tan confiable nos jugó una mala pasada, y que solo hasta que, de cierta manera, te permitiste “cegarte”, no pudiste percibir lo bueno en esa persona, y dejar de lado todo lo que tu vista te vendió.
     Esta frase también es posible mirarla desde un punto de vista más romántico, ¿Es posible enamorarse de tal manera? (mirar el interior). Respecto a este punto, en clase tuve la oportunidad de discutir una historia que contaba el hecho de que una joven ciega se había enamorado de un joven héroe desfigurado y que el mismo  había sufrido el rechazo de muchas mujeres, precisamente por eso, y que, cuando la joven recuperó la vista, ya era tarde, puesto que ya estaba enamorada de ese joven.
   ¿Cómo sucedió esto?, como dije anteriormente, tendemos a estereotipar y a basarnos únicamente  en aquello que nuestros ojos perciben, mostrando dificultad de mirar más allá. Ahora bien, cuando digo mirar más allá, me refiero a la facultad de ser ciegos casi a propósito, ser como la joven ciega; ella, estando imposibilitada de  utilizar el sentido de la vista, al no poder ver la “fealdad” que veían aquellos incapaces de ver más allá, pudo entonces captar otros aspectos del joven héroe. Ahora  entraron en juego dimensiones “escondidas”, como su personalidad, la manera de tratarla;  quizás ella, esta vez, se sintió querida simplemente por ser quien era y no sólo por su apariencia; a pesar de su discapacidad, ella fue capaz de percibir cualidades que, a veces, no nos damos ni la oportunidad de descubrir en alguien.
      Haciendo referencia a otro texto que tuve la oportunidad de leer, el Arte de Amar, de Eric Fromm, vemos que éste nos explica cómo en la sociedad ha ido evolucionando la idea de lo que se considera o no atractivo, tanto para mujeres, como para hombres; por ejemplo, los hombres ahora, para resultar atractivos, deben ser sociables y  reunir una serie de cualidades que resultan opuestas si se comparan al concepto que antes se tenía.
   Reflexionando sobre las palabras de  Fromm,  pienso que sí es muy cierto que ahora se mira e importa más qué tanto tengas (materialmente hablando) para ser un partido apropiado, por decirlo de alguna manera. En el caso de las mujeres, actualmente, en múltiples ocasiones, se las toma como meros objetos: importa más qué tantos atributos tengas, físicamente hablando; en tanto  que el resto pasa a segundo plano. Se ve hasta en los jóvenes, les importa mucho más cómo se vea esa joven exteriormente, que si pueda o no mantener una conversación de valor serio o no con esa persona.
     Por estas razones  y muchas otras más, creo que, lastimosamente, la idea de “ver más allá” es una situación que queda, en muchos casos, limitada solo a la fantasía, al mundo de las películas, porque la mayoría de las veces  no intentamos poner de lado la suposición de  que de que lo más importante es lo exterior. Tal vez, si fuéramos capaces de ignorar un poco lo aparente, no habría tanta discriminación, tomando la frase desde un punto de vista a nivel social. Habría menos casos de jóvenes que, al sentirse tan apartados y tan rechazados por la sociedad, terminan enfrascándose en situaciones difíciles de manejar, bulimia, anorexia, depresión e incluso el mismo suicidio
    Entendamos que, si bien lo exterior importa, ¡NO lo es todo! Incluso hay una frase que se podría relacionar fácilmente: “el físico atrae, mas la personalidad enamora”. A nivel personal, lo encuentro muy cierto, después de, todo el físico y todo lo que lo hace hermoso a la vista, le pertenece al tiempo…eventualmente irá decayendo, después de todo, dicen que nada es eterno, el físico no lo es, la belleza no lo es;  lo que sí queda es tu personalidad, lo que te hace ser tú, queda lo que pudiste en algún momento haber hecho que una persona sintiera, y nada de eso requiere de los ojos para mirar, sino del corazón para ver. Lo que verdaderamente puede hacerte sentir amado, aceptado, no se percibe con la vista; con los ojos no se ven las cualidades ni los defectos más profundos e íntimos de alguien,  con la vista no se llega a conocer qué hace a alguien sonreír, qué lo hace feliz, qué lo hace llorar, qué lo entristece; con la vista no se percibe nada de eso, no hace falta utilizarla: lo que sí hace falta es intentar poner de lado la crueldad que podemos llegar a tener nosotros los adolescentes, los humanos en general, al referirnos a alguien que ni siquiera conocemos, lo que sí hace falta es poner de lado los prejuicios, la idea de que lo de afuera es suficiente para decir quién es alguien:  ni tú ni yo sabemos por qué esa persona es así, qué pudo haberle ocurrido para ser quien es . En fin, no perdamos la oportunidad de conocer gente valiosa, solo porque su apariencia te engaña: lo verdaderamente esencial e importante no se percibe con la vista.

                                                                             

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