Por: Joana Rodríguez, XII° N, Curso de
Filosofía
Vulnerabilidad es una CUESTION
SOCIAL que incide mucho en los problemas actuales. Considero que, analizando
los problemas más álgidos del desarrollo social y configurando un enfoque
personal con una mirada más rica y perceptiva, podemos evadir ese efecto
negativo sobre todos, acumulando conocimientos heterogéneos y de posesión,
influencia y control.
La
Vulnerabilidad Obliga a la integración social, sin modelos de decisión,
habilidades ni metas individuales y mucho menos colectivas y, por ende, aumenta
la inestabilidad social. Esta situación depende, a mi juicio, de las
dependencias a las estructuras establecidas, oportunidades, autoestima,
nivel de desigualdad, límites, sentido, periodo de maduración, acceso,
profundidad, conocimientos, capacidad de supervivencia, carácter y patrones que
modelan y transforman el carácter y, por supuesto, los sujetos históricos de
cambio. Este fenómeno es más perceptivo en los jóvenes, que aún no forman su
perspectiva moral o el enfoque de conciencia.
Con una perspectiva aun
embrionaria, pero cuyo enfoque debe ser considerado con cautela, se debe ser
cuidadoso de asumir el rol de influenciador o influyente y no de influenciado, ya que son muchas las
falacias y pocos los razonamientos que nos llevarían a un concepto propio,
respetando la posición de cada uno como parte de una sociedad libre racional y
con derechos; es decir, desde un enfoque sociocultural.
La gente está emocionalmente
ligada a “creer” cada palabra, y, como futuras cabezas de familias comparte su
contenido como ningún otro, y es aquí donde empiezan a surgir los más
primitivos tabúes.
Alguien
es probablemente famoso en la vida real y sus seguidores simplemente no
pueden tener lo suficiente o, tal vez, lo tengan,
pero la fama son solo escombros de polvo cuando solo llevamos un ritmo
de vida artificial, desvinculada de un sentido de felicidad pleno. Hay a
quienes les bastan cosas banales como
esta y hay quienes encuentran el verdadero arte en la vida a su modo. ¿Quién
eres tú para juzgar?, pero la mejor respuesta es que no eres nadie para juzgarme y por ser ese
nadie, supuestamente razonable, lleno información primitiva, que impide que
evolucione el pensamiento social, no tomare en cuenta tus prejuicios. Esta es
una perspectiva muy común y la que muchos adolescentes viven diariamente.
Sabes lo que te gusta y lo que a su público
también le gusta. Sabes lo que es una tendencia, pero haces algo más que seguir
a la multitud. Es decir, que se tiene su propia opinión y ésta, por ser
coherente o impuesta tradicionalmente,
gana el respeto.
Los llamados conservadores y moralistas son
los principales jueces terrenales, lo que, justamente y moralmente, me parece
incorrecto: sus opiniones son muy extendidas y de alta confianza es cierto.
Pero, ¿qué tal si estos personajes doblegan su moral? Eso ha pasado y ha constituido un gran colapso social, ya que quienes guíen
deberían ser el modelo correcto, pero todos juzgamos y no empezamos por
nosotros mismos y estos tabúes regularmente dividen la sociedad y la convierten
en una desigualdad muy prejuiciosa que llega a acabar con las vidas y emociones
que hacen al ser humano una persona.
Me parece ilógico que si uno comparte lo
mejor de sí, los demás únicamente se fijen en las cosas que consideran negativas. Vive y deja vivir: las personas son
animales sociales y no criaturas aisladas. Los humanos actuamos en medio de
grupos que influyen sobre nuestro modo de pensar y actuar, si existiera una
Sociedad mas receptiva, con Apertura de pensamiento, libre, en donde cada uno
está consciente y es responsable de sus actos, sin fobias,
prejuicios o estereotipos; aprendiendo sobre lo mejor que da cada uno,
la sociedad maduraría y muchos tabúes dejaran de impedir vivir. Son muchas las
representaciones sociales y es aquí donde algunos asumen un pensamiento
crítico, una sensibilidad intercultural y el reconocimiento de las diferencias
étnicas, llevando las diferencias a la aceptación o aculturación. Todas estas ideas van madurando
poco a poco y van configurando el carácter de cada persona; es decir, su
personalidad e identidad.
El tabú es una
condición tanto de las personas como de las instituciones, en las que no
es lícito censurar o mencionar; y el prejuicio es un acto en el que se
juzga antes del juicio o emitir una opinión previa, por lo general desfavorable
de algo que se conoce mal o no se conoce. El estereotipo advierte que es la
imagen aceptada comúnmente por un grupo o por la sociedad general y que tiene
carácter inmutable. Son buenas las definiciones pero, ¿de qué sirve definir el
problema si no se pone en práctica el eliminarlo? La mujer ideal debe ser
mansa, dócil, dulce y sumisa con el hombre, son las encargadas de cuidar a los
niños, cocinar y limpiar el hogar y el hombre de trabajar. Son algunas ideas
erradas que aun se pueden notar en esta una sociedad moderna. Considero que la
mujer que desea desenvolver ese rol tiene los mismos derechos que la mujer que
no piensa igual y su modo de arte en la vida es otro rol. Al igual que le doy
los mismos derechos al hombre que no quiere desenvolver su rol
tradicional y vive feliz sin intervenir en la vida de los demás. Un ser humano
es “un ser” y humano cosa que esta sociedad trata de cambiar.
En fin, diría que,
ciertamente, el único poder que las personas ejercen sobre nosotros es el
que le permitimos ejercer. Es muy poderosa la manera en la que alguien pudiese
influir sobre nosotros, pero, frente a esto, debemos de tener un amor propio
que nos mantenga serenos y nos permita aceptarnos primero tal y como
somos, para que después sea poco relevante la aceptación de desconocidos.
Puesto que la filosofía de vida es algo complicado y la realidad es un tanto
diferente para cada individuo, según su circunstancia, la influencia es algo
que no acaba y que tenemos desde que empezamos a convivir pero que se puede
modelar configurando nuestro carácter y actuando críticamente.
Felicidades por atreverse
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