Si bien Einstein no fue un filósofo profesional, sus reflexiones ponen evidencia una gran sensibilidad filosófica, acrisolada por el trabajo duro. Como prueba de la "relatividad", sostuvo: "Hoy en día soy aclamado en Alemania como un hombre de ciencia alemán, y en Inglaterra soy presentado favorablemente como un extranjero judío. Pero si mis teorías fueran repudiadas, los alemanes me condenarían como extranjero judío y los ingleses me expulsarían como alemán"
Tal finura discursiva, frente a la hipocresía social, quizás solo podría ser superada por la "ponzoña" de Shaw
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