Parece ser que Robert Shapiro, conocido por su brillante defensa de O.J. Simpson, no descuidó para nada la aplicación "práctica" de sus lecciones de Filosofía y Lógica. A esa conclusión nos conducen los reflexiones de Richard Vatz y Lee Weinberg, quienes apuntan a la fortaleza argumentativa de Shapiro como un elemento clave de su éxito como abogado. Este es un buen ejemplo de la Filosofía en acción.
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